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CIBERSEGURIDAD EN LA NUBE: UN DESAFÍO EN CONSTANTE EVOLUCIÓN PARA EL CISO CHILENO

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La adopción de la nube ya no es una opción estratégica, sino un imperativo empresarial. En Chile, con la entrada en vigencia de la Ley Marco de Ciberseguridad 21.663, la supervisión de la CMF y la futura Ley de Protección de Datos, el rol del CISO se ha vuelto más exigente que nunca. No basta con desplegar controles técnicos: hoy se trata de demostrar gobernanza, trazabilidad y capacidad de resiliencia en entornos cada vez más dinámicos y regulados.


Uno de los grandes retos es que los desafíos cloud no son estáticos, evolucionan constantemente. Lo que ayer parecía suficiente, hoy puede quedar obsoleto frente a nuevas regulaciones, arquitecturas distribuidas o cambios en los modelos de negocio. Por eso, estrategias como Zero Trust no deben verse como un proyecto puntual, sino como un proceso continuo que exige revisar identidades privilegiadas, segmentación de accesos y monitoreo constante para adaptarse a la realidad multicloud y a la presión regulatoria. Para el CISO chileno, esto no solo significa proteger, sino también responder frente al directorio y los entes reguladores con evidencias claras de control.


La complejidad aumenta cuando hablamos de entornos híbridos y multicloud.


En estos entornos el ritmo de adopción suele ser más rápido que la capacidad humana de control, y ahí la automatización se vuelve indispensable. Contar con herramientas de visibilidad unificada, gestión de configuraciones (CSPM), protección de cargas de trabajo (CWPP) y monitoreo de APIs es clave para EVITAR BRECHAS que muchas veces no vienen de un ataque sofisticado, sino de un error de configuración no detectado a tiempo. En sectores críticos de Chile como la banca o el retail, donde los entornos multicloud son comunes, este tipo de fallas puede derivar en incidentes de alto impacto y en sanciones regulatorias.


Expansión constante de la superficie de ataque.


APIs, contenedores, microservicios y la adopción de DevSecOps multiplican los puntos de exposición, y el CISO debe asegurar que la seguridad se incorpore desde el ciclo de desarrollo y no solo como una capa final de revisión. Este escenario obliga a repensar los modelos tradicionales de control y a reforzar la colaboración entre equipos de desarrollo, operaciones y seguridad.


Ningún control tecnológico reemplaza el riesgo del factor humano.


El error o la falta de conciencia siguen siendo una de las principales causas de incidentes, y en entornos cloud, donde la delegación de accesos y la autogestión de recursos son comunes, este riesgo se amplifica. Por eso la capacitación continua, los programas de concientización y la construcción de una cultura de seguridad compartida deben ser pilares tan relevantes como las inversiones en nuevas tecnologías.


La evolución constante de los desafíos cloud exige que el CISO adopte una MIRADA ESTRATÉGICA: gobernanza sólida, controles adaptativos, automatización y, sobre todo, resiliencia organizacional. La nube seguirá transformando la manera en que operan las empresas chilenas, y quienes logren anticiparse a estos cambios no solo cumplirán con la regulación, sino que marcarán la diferencia en la confianza y continuidad de su negocio.



 
 
 

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